Quito, Ecuador. Desde 2019.
Desde pequeña tengo sueños recurrentes con el agua. Cada cierto tiempo aparecen como un recordatorio. Esta última vez, entre 2017 y 2019, el agua apareció en el Centro Histórico de Quito. La vi a través de las formas de las calles, de esa configuración tan particular que tiene la ciudad antigua, la soñé brotando del Pichincha, lloviendo con furia, recorriendo las calles y cubriendo a las lomas.
Hice terapia de sueños, investigué sobre el espacio de la ciudad. Así llegué a una cascada agonizante: Jatuna (Chorrera), cuyo flujo de agua cae por una quebrada: Ullaguangayacu (ref. agua – gallinazos) y llega al gran río de Quito: El Machángara (La Gran Serpiente). Estos sueños fueron tomando forma y se convirtieron en proyecto, luego mutaron a fotos intervenidas y se transformaron en misión de vida.
En este recorrido, el floripondio (Wantuk) – planta de poder, protectora de los espacios –, es portal a otras percepciones. Nos permite ver la muerte del agua, la cual se transforma en espíritu y retoma su espacio original subiendo por la quebrada. Así el agua asciende hacia su origen, llega al Taita Rucu (Padre Viejo) y trasciende a la fuente de los espíritus desde donde volverá a caer para seguir revitalizando a la ciudad.
Sobre el proyecto
Samay: espíritu / Mayu: río / UIO: contractura de Quito, es un proyecto fotográfico que recupera visualmente los ríos naturales que en el pasado proveían de agua a la capital del Ecuador.
Las quebradas por donde transitaban, fijaban los límites territoriales de la ciudad histórica de Quito antes de la llegada de los Incas a su territorio. El páramo del volcán Pichincha, antigua fuente principal de agua de Quito, era su primer límite junto con las quebradas de Sanguña, Ullaguangayacu e Itchimbía. Estas tres quebradas fueron intervenidas para consolidar el desarrollo urbano de la ciudad al punto de la invisibilización y el olvido, no solamente de los ríos que fluían por ellas, sino también de la población para quienes el río era importante.
La molécula de agua emerge a la superficie por la cascada Quitu-Cara en el páramo del Pichincha. Desde su fuente primaria, inicia un viaje que traspasa las vertientes, el espacio de la ciudad, sus calles y también los cuerpos de sus habitantes. De esta manera, el río, serpiente alada, une los tiempos y los planos de existencia: Hanan, Kay y Uku Pacha y retorna al volcán Padre, el gran Taita Rucu para limpiar la historia y así avanzar hacia un futuro integrado con la gran madre Tierra.
Este trabajo pretende traer al presente los caminos naturales de agua de Quito, dándole voz a la naturaleza, a la vez que generar diálogo y crear conciencia sobre cómo nuestro estilo de vida influye directamente en la conservación de los entes naturales.
Las fotografías de la serie fueron impresas sobre papel fotográfico de algodón, intervenidas con acuarela a mano para iluminar el agua y digitalizadas para su presentación en esta publicación.
Reconocimientos Internacionales
A continuación, videos con información relevante del proyecto:
Fotolibro Samayuio 1: Ullaguangayacu.
Resumen de nuestras actividades 2022.
Mapa en Realidad Aumentada Samayuio.
Amplía la información en nuestro canal de YouTube
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